“Fuster y la figura humana”
El nombre de Salvador Fuster no resuena en el mundo del arte por los convencionalismos. El pintor rechaza deliberadamente el bullicio de las exposiciones y la atención que conllevan las luces de los reflectores. Para él, el verdadero arte no se encuentra en la exhibición, y mu-cho menos en el reconocimiento público, sino en el acto mismo de la creación. Su estudio, el cual tengo el honor de conocer, está aparta-do del ruido externo; es un refugio donde la pintura se convierte en una experiencia íntima, un espacio donde se despliega el verdadero valor del arte, juzgado por su propio inconformismo.
Las pinturas de Salvador Fuster no nacen de un instante efímero de genialidad ni de una musa caprichosa. Son el resultado de un prolongado proceso creativo que comienza siempre con un lienzo lleno de manchas, que luego se integran con gran sensibilidad y habilidad en la obra, tras ese diálogo entre lo profundo y lo sublime.
Salvador encarna al pintor clásico. Es un artesano de los pinceles, cuyo carácter exigente lo lleva a ser humilde hasta la extenuación en la valoración de su propio trabajo. No encontramos en su obra pintura comercial, pues la eleva mucho más allá de su función decorativa o representativa.
La exposición "Fuster y la figura humana" reafirma que estamos ante un pintor clásico por varias razones. En primer lugar, como hicieron tantos maestros del pasado, Fuster pone a la figura humana en el centro de sus composiciones, en un intento no solo de captar la anatomía física, sino también la psicología interna de los sujetos. Las emociones que refleja de manera sutil se revelan a través de gestos, posturas, miradas y expresiones. Además, las figuras humanas se muestran con una anatomía precisa, fruto de un estudio exhaustivo del cuerpo y sus proporciones, tal y como lo hicieron en su día grandes como Miguel Ángel y Leonardo da Vinci.
En "Fuster y la figura humana", cada hombre y cada mujer representados están cargados de una emotividad que transciende el lienzo y establece una conexión profunda con el espectador. Las figuras no solo son representadas; viven y respiran en cada obra. Cada mirada, cada pose, cada expresión refleja una complejidad emocional que Salvador busca transmitir.
Sus obras irradian un aura poética que atrapa al espectador en un enigma visual. La paleta cálida y los fondos cuidadosamente diseñados guían la mirada hacia el corazón de la composición. En los desnudos, Salvador revela una sensibilidad sobresaliente, tratando cada figura con una delicadeza que acentúa la introspección y la reflexión. Las miradas contemplativas y serias de sus personajes añaden una dimensión introspectiva que invita a la contemplación profunda.
Javier Pinilla Peñarrubia
Comisario de la exposición.
HORARIO DE VISITAS:
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MARTES A VIERNES: MAÑANA 10:00-13:30. TARDE 17:00-19:30
SÁBADOS: MAÑANA 10:00-14:00. TARDE: CERRADO
DOMINGOS: MAÑANA 10:00-14:00. TARDE CERRADO
FESTIVOS: CERRADO
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